Las 5 razones por las que vale la pena vivir
En uno de mis diarios, al final de cada semana me hacen una serie de preguntas, algunas de ellas son bastante existencialistas. La primera de las preguntas de la semana pasada fue "cuál es el top 5 de razones por las que vale la pena vivir la vida?" Mi respuesta inicial fue "mi mamá, mi papá, mis hermanos y Dakota" por supuesto.
Sin embargo, entendía que la pregunta era un tanto más general, qué hace de la vida algo tan maravilloso que vale la pena vivirla? La respuesta por supuesto es subjetiva, cada quien tiene sus propias razones, cada una de ellas igual de válidas. Esta corta entrada es la invitación a hacerse esta pregunta, y si llega a hacerlo, hágalo con intención, tal que le permita regir cada día desde estas premisas.
Les comparto mis respuestas por si se identifica o si le despierta un poco de inspiración:
El amor, vivir el sentimiento del amor, en todas sus formas. Cuando imagino mi corazón lleno lo imagino a partir del sentimiento por mi familia y amigos, y por los hombres que he amado. Para mí, ese sentimiento que jamás nacerá de lo material, es una de las razones por las que vale la pena vivir. Porque soy una enamorada del amor.
Conocer el mundo. Viajar y ver tantos paisajes, ruinas, culturas. Vivir vale la pena porque no hay mayor maravilla que ver el atardecer al borde de una playa, o caminar bajo unos árboles de otoño en la Toscana Italiana, que aunque nunca lo he hecho, justamente es ese sueño el que hace que valga la pena.
Igual que el anterior, no sólo conocer desde lo que se visita, sino los sabores, olores, colores, sonidos. Conocer la historia, conocer otras vidas. Para mí no habra vida suficiente ni saciedad existente que me permita explorar el mundo, leer todos los libros, probar todas las comidas, escuchar todas las historias. Pero vale la pena vivir para explorar al máximo todo eso que pueda conocer.
Crearme. Explorar, descubrirme, retarme, definirme y hacerlo de nuevo cada día. Estoy en contra de lo que nos limita, no desde la moral sino desde la individualidad, de esos estereotipos que nos imponen y nos auto-imponemos, yo prefiero descubrirme. Soy partidaria de reconocer lo que no soy capaz de hacer una vez lo intente, e incluso entonces la vida es muy larga para negarnos algo para siempre. Siempre he pensado que pintar no se me da, tampoco cantar, y aunque quizá no me convierta en estrella de ópera, en retarme y descubrirme está el placer de vivir.
Ayudar a los que no tienen los mismos privilegios que yo. Las cuatro razones anteriores hablan de lo privilegiada que soy de poder soñar y volar tan alto, es cuestión de suerte, y es una suerte que no todos tienen, y por la simple razón de tenerla vale la pena vivir para usar toda esa vida en hacer de la sociedad una mejor, en que mi suerte no sea sólo mía, en compartirla y ayudar.
Mis cinco razones no serán las de todos, y soy consciente de lo idealistas que son, pero son las que a mí me motivan a vivir cada día. Lo invito a pensar las suyas y realmente analizar si está viviendo o sólo existiendo.