10 cosas que he descubierto durante la cuarentena

10 cosas que he descubierto durante la cuarentena

Desde TikTok hasta chefs y artistas profesionales, en esta cuarentena se ha visto de todo. Muy seguramente usted también ha intentado al menos algo nuevo, quizá falló, quizá tuvo éxito y quizá ya dejo de hacerlo o no, se convirtió en su nueva pasión. Igual que usted, yo quise probar mis habilidades, pero más que eso, la cuarentena se convirtió en una prueba en muchos sentidos.

Esta es una lista de cosas que he visto en el camino, quizá se identifique con más de una:

1. No se cocinar:
… ni hornear, ni hacer pastelería. Y si, si lo intenté, pinterest me dio una larga lista de recetas sencillas que intenté con poco éxito. Con esto entendí que me cuesta seguir instrucciones (y que una cucharada sopera no es lo mismo que un cucharadita), no siempre en la cocina la creatividad sale bien. Si usted se ha descubierto chef, lo felicito y lo admiro (y por favor cuando esto termine invíteme a una comida y deme unos trucos). Para no terminar de asesinar mis finanzas (vea el punto 3), no recurrí a los domicilios pero por 3 meses he estado en el menú básico de carne, arroz y papa (de paquete porque la hervida también se me deshace).

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2. Limpiar es mi pasión:
Cuando era pequeña mi papá siempre me regañaba por dejar la puerta del closet abierta, decía que mi cuarto se veía desordenado. Nunca fui un caos pero jamás me consideré una fanática de la limpieza.... hasta que llegó la cuarentena. A principios de mayo decidí tomarme un par de días libres del trabajo y lo que encabezó la lista de actividades por hacer fue una limpieza profunda. Reorganicé mi ropa, mi baño, limpié y limpié y limpié. Espero no estar llegando a la compulsividad, pero qué placer se siente cada mañana cuando los platos están lavados y organizados en su lugar… este pequeño momento se llama SENTIRSE REALIZADO.

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3. Mi ansiedad se manifiesta en las compras compulsivas:
En momentos como este mi papá agradece no pagar por mis gastos.... En algún momento me pareció necesario tener varios pantalones de sudadera y varias camisas que le hicieran juego, unos tenis y la lista continua. El problema de las compras para curar la ansiedad es que generan más ansiedad, así que empecé un reto de 30 días de no gastar en cosas materiales que no necesito (van 15 y ya lo rompí una vez, pero lo que cuenta es el esfuerzo).

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4. El poder de las rutinas:
Mis rutinas de mañana y noche lo son todo para mi, son mi razón de estar mentalmente cuerda y de mi estabilidad emocional (a veces). Mis horas de mañana antes de empezar a trabajar me motivan a empezar el día con buen pie. Me comprometo con ellas y muy rara vez las rompo, porque la constancia hace los hábitos. Al cerebro no le gusta estar incómodo, le gusta lo conocido, lo predecible (de ahí que nos cueste tanto salir de la zona de confort), cuando le damos sus rutinas diarias el se siente cómodo, cuando las alteramos pues se resiste y de ahí en adelante no tendrá la mejor disposición.

5. Ser amable conmigo:
Para mi, igual que para la mayoría seguramente, esta cuarentena ha sido una montaña rusa de emociones. Hay semanas que tengo toda la energía y la siguiente me veo sin querer salir de las cobijas. Al principio me esforcé por seguir siendo productiva y mantenerme positiva y agradecida, pero con el paso de los días y muchos planes rotos, me costaba cada vez más. Descubrí que forzar mi estado de ánimo y como me siento, sólo hace que me sienta peor, mas reconocer mis sentimientos y abrazarlos como vengan los hace mucho más llevaderos.

6. El poder de las privaciones:
Vivir en Europa hacía que sólo pudiera ver a mi familia un par de veces al año (apesta, y apesta mucho). Pero con mis planes de mudanza, este año pintaba mucho mejor. Cuando llegó el virus no tenía pensado viajar a ver a mi familia probablemente hasta la segunda mitad del año, pero ahora que sé que no tengo la posibilidad de hacerlo antes de septiembre, me ha llenado de mucha frustración y tristeza. A veces la posibilidad de hacer o tener algo aunque no tengamos planes de hacerlo nos da tranquilidad, porque mientras este la opción es una posibilidad, pero cuando nos quitan completamente eso es cuando vemos realmente el valor que tenía hacerlo. Como se dice coloquialmente “nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde (o no lo dejan viajar)”.

7. El poder de las distracciones:
En una entrada reciente hablé de cómo la cuarentena nos permitía de muchas maneras conectarnos más con nosotros, porque mucho de lo que solíamos hacer ya no era posible. Así que muchos nos volcamos a estar más con nosotros, a aprender, a desarrollar nuevas habilidades, crear nuevas rutinas, etc. Y aprendimos que en los días normales teníamos muchas distracciones que no nos permitían hacer mucho de lo que realmente queríamos. Por otro lado, ahora pasamos más tiempo en el celular o el computador, comparándonos o mirando cosas a las que aspiramos innecesariamente. Cada quien hace de las oportunidades su propio trampolín o su propia tumba.

8. La bendición del internet:
No, no me contradigo, justo acabo de decir que el internet puede ser un enemigo cuando de distracciones se trata, pero vaya que puede ser un gran amigo, y la cuarentena nos lo probó. Las redes sociales y nuevas aplicaciones (y las no tan nuevas) nos permiten mantenernos conectados con nuestros seres queridos, amigos, no tan amigos y mascotas. Me siento infinitamente agradecida porque es la menera que tengo de seguir en contacto con mi familia. Una de esas cosas que solemos dar por sentado que quizá no deberíamos.

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9. Soy más paciente de lo que creía:
En gran medida he estado bastante bien durante los 3 meses de cuarentena que llevo, muy pocas crisis he tenido (aún no intento cortarme el pelo sola). Tuve la fortuna de estar en Irlanda donde nunca se nos prohibió salir (se limitó a 2km), de vivir en una zona con bellos paisajes y de que ésta época llegará justo con el entrar de la primavera/verano. Muchos planes se perdieron en el camino y uno que tanto anhelaba se ha seguido retrasando, pero entre todo esto he esperado pacientemente, es más, he hecho de estos meses más que solo una espera, puedo decir que a su manera y con todo lo que ha sido, me los he disfrutado.

10. Agradecer lo más pequeño tiene el poder de hacer lo más feo, maravilloso:
No soy la única a la que los planes le cambiaron, pero en lugar de darle vueltas a lo que no fue o lo que debió haber sido, a veces enfocarse en lo que es hace de las circunstancias unas mejores. Agradecer el primer sorbo de café en la mañana, esa alarma que aún nos despierta para trabajar, las tres comidas que podemos hacer al día (con todo y su falta de sabor en mi caso), la familia con la que compartimos o a la que aún podemos ver por videollamada… No se trata de que el momento sea el mejor, se trata de hacer de cada momento el mejor posible. 

Atentamente, Luisa.


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