Para los hombres que me leen...
Todos mis blogs terminan con la frase "incomodarse, agradecer, reconocer, educarse y cambiar", porque creo que el propósito de cada una de mis entradas esta alineada con uno o varios de estos verbos. A veces escribo sobre las lecciones que agradezco, o sobre las cosas que he aprendido o cambiado de mi vida. Sin embargo, esta entrada pretende incomodar.
Mi intención no es atacar sino tocar fibras que permitan educar y cambiar comportamientos y hábitos equívocos. Con esto no busco lastima, busco empatía, no busco culpables, busco aliados, busco indignación, busco cambio.
Hace un poco más de un año, escribí la entrada "hablemos de derechos" donde le pedía a los hombres que se unieran a nuestra lucha a partir de los tantos feminicidios que estaban ocurriendo en América Latina (y que persisten), a partir de la brecha salarial y participación en puestos directivos (que persisten), de la falta de reconocimiento del valor de las amas de casa en la economía de los países (que persiste).
No busco generalizar pero la mayoría de hombres en mi vida (familiares, amigos, compañeros de trabajo) se indignan ante lo que vivimos las mujeres pero casi ninguno se ha acercado a escucharme o a preguntarme qué es vivir en nuestros zapatos. Quizá no les interese, o quizá les incomode y no lo quieran hablar. Pero para atacar el problema no basta con leer las noticias, los invito a ESCUCHAR a las mujeres que tienen cerca, a ENTENDER nuestros miedos, comportamientos e historias. Y ojo, digo escuchar y entender, porque como aliados su labor es escuchar y cambiar lo que pueden, y no cuestionarnos, porque que un hombre cuestione siglos de victimización del que jamás será víctima es una forma de ataque.
Así que esta entrada es para los hombres, quizá esta sea la respuesta a la pregunta que no me han hecho de qué es caminar en los zapatos de una mujer día a día, y entiendan lo cansado, desesperante e indignante que es vivir así. Y en cada línea que lean, pregúntense si como hombres esto es algo que algún vez hayan tenido que considerar:
Como mujer estoy cansada de...
Temer que me secuestren, no porque me puedan robar o matar, sino porque me puedan violar.
Agradecer cada día no haber sido víctima de abusos sexuales, y pedirle a Dios que ojalá nunca lo sea. Y sí, hago parte del ~90% de las mujeres que han sido acosadas.
Repetir en mi cabeza una y otra vez, por años, los escenarios donde he sido atacada psicológicamente por chistes o comentarios sexistas, y desear haber respondido o actuado de otra manera. Y no auto-recriminarme por haberme quedado callada por miedo al que dirán o a ser llamada “sensible” o “falta de sentido del humor”.
Caminar mirando al piso o caminar por la calle o cambiarme de andén cuando camino sola para evitar a los grupos de hombres en mi camino.
Organizar mis planes tal que no deba caminar sola de noche porque me podrían violar, o peor.
Pensar 5 veces la ropa que usar porque no quiero atraer miradas indeseadas, lo que ha convertido mi closet en ropa oscura y holgada.
Tener que trabajar el doble para que los hombres con los que trabajo si quiera me vean como par.
Cuestionarme si lo que voy a decir suena "muy sensible" o "si será inteligente".
Seguir teniendo discusiones sobre la brecha salarial, por qué tenemos que seguir reclamando lo que merecemos? Qué le da a un hombre el valor de ganar más por la misma posición?
La típica excusa de "no somos todos". Quizá no todos cometan los actos más atroces, pero si puedo generalizar al decir que todos han cometido micromachismos, por ejemplo, han hecho chistes que degradan a la mujer. Y lo puedo garantizar porque las mujeres también lo hacemos a veces.
Porque esto no se trata de cambiar al hombre, se trata de cambiar a la sociedad.
¿Cómo convertirse en un aliado?
Recuerda: un aliado no es un héroe, un aliado es un ayudante
Piense que convertirse en aliado requiere el mismo proceso que el de aplicar a un trabajo, estos son los requisitos:
Conocimiento del tema (Qué sabe de problemas históricos y contemporáneos de inequidad?)
Voluntad para escuchar y aprender
Poner el bienestar del equipo sobre el propio (será usted capaz de levantar la voz ante una injusticia aunque eso suponga que usted se convierta en el centro del chiste?)
Experiencia en el tema (no basta con decir que es aliado, debe demostrar experiencia donde ha cumplido ese rol)
Referencias (estarían dispuestas las mujeres de su vida a referirse a usted como aliado?)
Sobra decir las razones de por qué debería aplicar a este trabajo, no sólo porque tenga mamá, hermanas, primas, abuelas, etc., sino porque es un paso en la dirección correcta a tener una sociedad más justa.
¿Qué hace un aliado?
Resalta y aplaude los logros de la mujer cuando lo merece. Reconoce usted que es una mujer colombiana la directora de la misión Marte 2020?
Rectifica los datos cuando hay omisiones alrededor del rol de la mujer, por ejemplo, si le reconocen a un hombre algo que hizo una mujer, o si reconocen el logro pero no a la mujer detrás de él. En 2017, un periodista le hacía una pregunta a Andy Murray sobre el jugador con el que acababa de perder y le dijo "Sam es el primer tenista norteamericano en alcanzar una semifinal desde 2009", a lo que Andy Murray lo corrigió "Tenista masculino". Ya que Serena y Venus Williams habían logrado semifinales (e incluso títulos) en múltiples ocasiones en años anteriores.
Ofrécele a tus amigas acompañarlas a su casa, y por favor, sin ninguna doble intención. Y entiende si ella te rechaza, no nos pueden culpar por no saber en quién confiar. Y quizá en su lugar, ofrécele acompañarla por teléfono, así ya hayan pasado suficiente tiempo hablando, y acepta si lo rechaza. (Recuerda, un aliado no es un héroe es un ayudante)
Escucha a las mujeres cuando hablan, evita la "machointerrupción". La voz de la mujer es naturalmente más aguda, pero sólo aprendimos a levantarla porque no se nos permite hablar sin interrupciones cuando hay hombres alrededor.
Si estas en una reunión, y una mujer no ha participado, pregúntale su opinión y reconócela, han sido demasiados años en los que nuestra opinion ha sido tratada como irrelevante que nos acostumbramos a dudar si debemos hablar.
Y el mejor consejo, nunca asumas saber qué es lo mejor para una mujer más que ella misma. Si niega tu reconocimiento, ofrécelo y no resientas la negativa; si niega tu compañía a casa, ofrécela y no resientas la negativa. Tienen que entender que han sido muchos años de duda, y todas hemos tenido experiencias diferente y creamos mecanismos de supervivencia diferentes.
Espero esto de alguna manera sea útil para alguien, pero más que nada es una invitación a incomodarse, a hacer esas preguntas incómodas a las mujeres de su vida, y a escuchar e intentar entender y aprender. Y a las mujeres que leyeron esto y se sintieron identificadas o les parece valioso, les invito a compartirlo cómo una oportunidad más de seguir amplificando este mensaje.
La responsabilidad es compartida.