5 microagresiones comunes que he sufrido

5 microagresiones comunes que he sufrido

De donde yo vengo, las microagresiones son usualmente consideradas “un chistesito”, y la respuesta para quien se siente ofendido por el “chistesito” es usualmente “ay, qué poco sentido del humor” o “ay, qué sensible”. Por varios años he sido víctima de estos pequeños insultos a los que no podía más que rodar los ojos porque no quería que me dijeran que era muy sensible (atención: una microagresión). 

Una microagresión es más que insulto, más que un comentario insensible, es el tipo de preguntas, afirmaciones y acciones que discriminan y perpetúan estereotipos. Y se preguntará, cuál es el problema de perpetuar estereotipos? Pues que son ellos los que limitan oportunidades, los que mantienen la inequidad, los que marginalizan. 

Estas son las 5 microagresiones más comunes que he sufrido en el trabajo:

  1. Se han burlado de mi acento al hablar en inglés o me han corregido de manera agresiva por pronunciar mal una palabra.

  2. Han asumido que soy de España o de México sólo porque hablo español.

  3. Han asumido que no tengo el nivel requerido para desempeñar una tarea por ser mujer, joven y/o latina.

  4. He sido interrumpida e ignorada en reuniones… constantemente.

  5. Me han dicho que soy muy sensible, dramática, (y mi favorito) berrinchuda cuando expreso con pasión e intención mis opiniones.

(Mi condición de) mujer, joven y latina ha generado esas microagresiones en un espacio “seguro” como deberia ser el trabajo, y  aun así existen; pero lo que es aún peor es que no terminan allí, están presentes en cada espacio del día, cuando usamos el transporte público, cuando llegamos a casa, cuando vamos a una tienda, al banco, o incluso, cuando compartimos con amigos. 

Y aun con esas agresiones por mi género, edad, y lugar de origen, también he de reconocer muchos de los privilegios de los que gozo y por los cuales, igual que usted, tengo la responsabilidad de ser consciente de ellos y evitar microagresiones, como las que mencioné antes, hacia quienes no tienen los mismos privilegios que yo. 

  1. Me identifico con el género con el que fui asignada al nacer y la gente se refiere a mi con los pronombres con los que me identifico. 

  2. No tengo discapacidades.

  3. Tengo un título universitario y asistí a una universidad con prestigio en mi país.

  4. No tengo deudas escolares.

  5. Soy blanca y mi color no condiciona la actitud de las personas hacia mi.

  6. Puedo usar mi tiempo libre como prefiera, no debo ser responsable por otras personas (adultos mayores, niños o enfermos).

  7. Mi trabajo me permite tener independencia económica.

  8. No he sido sexualmente acosada en mi lugar de trabajo.

  9. Me siento cómoda con que otros conozcan mis creencias religiosas.

  10. Mi edad puede limitar mi “seniority” pero no mi acceso a oportunidades laborales.

Si este tema le parece irrelevante, me siento en la responsabilidad de decirle que tiene la culpa de lo que le critica a la sociedad, a los políticos, al vecino. Bien decimos que la educación comienza en casa, pues aún más, comienza con usted, con analizar si sus “chistesitos” son microagresiones, si es consciente de lo privilegios de los que goza y el de al lado no, y si en presencia de una microagresión se queda callado, se ríe o toma un papel activo de cambiar esos poco constructivos comportamientos arraigados. 

Atentamente, Luisa.

Incomodarse, agradecer, reconocer, educarse y cambiar. 


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