Vivir de lecciones, lecciones para vivir

Vivir de lecciones, lecciones para vivir

Todos los días se aprende algo nuevo (a veces no es ni tan nuevo pero nos toca reaprenderlo). En los últimos meses, y con todo el tiempo que nos ha dado la pandemia para pensar, algunas lecciones han marcado mis días:

  1. Las cosas son como son - no como queremos que sean. Esto me ha causado algunas discusiones últimamente, siempre con la pregunta de si aceptamos las cosas como son, en qué momento luchamos por lo que queremos? Y hace poco logré darme respuesta: esta frase aplica a todo sobre lo que no tenemos control, la pandemia, un amor no correspondido, el clima (?). Si el día es lluvioso, de qué sirve quejarnos ante la falta de sol, es mejor aceptar las cosas como son y decidir qué hacer con la realidad de que llueve. Sobre todo ello sobre lo que sí tenemos control, es decir, nuestras decisiones, pensamientos, acciones y elecciones, sobre todo ello si podemos desear y soñar, soñar tan lejos como nos sea posible.

    Mis amigos están cansados de que esta frase sea mi respuesta a todo, pero realmente ha mejorado mi vida. Hoy no estoy en Austin, acepto lo que es, mas si puedo desear hacer de mis días en Dublin lo mejor que pueda de ellos. Sueño con el día en que logre mudarme, pero resistirme a mi realidad sólo hace la espera tediosa y dolorosa. Y soy consciente de que la vida no sueña a la par conmigo, ella sigue, día a día, haga de cada uno de ellos el mejor o el peor.

  2. El mayor miedo al empezar cualquier proyecto, por pasión o convicción, siempre es el miedo a fallar y a los juicios de los demás, pero he aprendido que quien te juzga lo hace porque jamás se ha atrevido a intentar, jamás ha enfrentado ese miedo, y por tanto probablemente no sea exitoso; porque quién si es exitoso jamás juzgará el camino del otro, porque con mucha seguridad ha tenido que enfrentar ese mismo miedo antes.

    A mis amigos que se atreven a emprender o incluso a tomar nuevos hobbies, los aplaudo infinitamente, porque la vida está del otro lado del miedo, porque al final de los días no importarán cuantas veces fallamos sino todo lo que intentamos.

  3. Ni tu éxito ni tu fracaso te definen, si ganas no te duermas en los laureles, y si pierdes no te quedes en el suelo más de lo que debes. Esta semana le repetí esta frase a dos de mis personas favoritas, la dijo (mi primo) Winston Churchill "El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo", y es muy cierta, fracasado no es el que falla, es el que no es capaz de intentar, o bien el que se da por vencido frente al primer obstáculo.

  4. Habrán muchas cosas sobre las que no tendré certeza, y es por eso que a veces es mejor confiar en la intuición. Yo puedo decir que tengo una intención muy muy precisa, pero soy tan terca que en la mayoría de casos decido ignorarla, de ahí han nacido mis mayores errores. Y no me refiero a los errores divertidos, a los que hoy recuerdo y digo "en qué c@r@jos estaba pensando?", sino en los que he debido aprender a perdonarme. Mi propósito de este año es hacerle un poco más de caso a ese instinto en la panza, a ese que nos avisa cuando algo no está bien, o el mismo que nos grita en ocasiones "hazloooo, qué tienes que perder?".

Atentamente, Luisa.

Incomodarse, agradecer, reconocer, educarse y cambiar. 


Carta a mi mejor amiga

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Consideraciones iniciales

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