A propósito de la Independencia
Ayer, 20 de Julio, se celebraba la independencia de Colombia, el país que me vio nacer y crecer, y emigrar de él, curiosamente también un 20 de Julio. Esta entrada no es un documento histórico, o bueno quizá sí, pero no de una historia de 200 años, sino de mi historia de los últimos 4.
El 20 de Julio de 2016, salió de su casa una hermosa niña peliroja (no natural) con destino México y con el plan de irse a estudiar por un año y regresar a su casa cerca de 360 días después. El resto de la historia lo conocemos, aproximadamente 1460 días después, la niña había pasado por varios colores de pelo, estaba cada vez más lejos de su casa y ya no era niña. Siendo sinceros, no era niña tampoco cuando se fue, pero la velocidad a la que crecemos cuando nos vamos de casa poco se compara con cualquier otra etapa en nuestra vida.
Los sueños que tenía el día que me monté a ese avión no se realizaron, la belleza y la salud de ese entonces no se recuperó (la gastritis del picante mexicano no desaparece jamás), muchos de los amigos de aquel entonces desaparecieron; y es ahí donde dicen que lo único constante en la vida es el cambio. Mejores sueños llegaron, se lucharon y se conquistaron, descubrí placeres que generaron arrugas pero son evidencia de mágicas experiencias de vida, y conocí personas que me hicieron vivir intensamente. Cuatro años de crecimiento forzado pero mejor vividos, imposible.
Los últimos cuatro años han sido los más intensos de mi vida, no soy quien era hace cuatro años, pero tampoco soy quien era hace un año, y me siento infinitamente orgullosa y agradecida por eso. Mi sueño es vivir intensamente, con sus altas y bajas, y el cansancio emocional del que he hablado en entradas recientes es sólo una evidencia de ello: he bailado intensamente, he cantado (Selena) intensamente, he viajado intensamente, he bebido intensamente, he reido hasta las lágrimas, he llorado hasta la risa, he amado intensamente, he peleado intensamente, me he rendido, me he levantado; tanto ha sido que hoy le pido a la vida otros cuatro años igual o más intensos, de muchos cambios, de sorpresas, de momentos inesperados, de más retos.
Hoy tengo la ilusión de acercarme un poco más a mi bello país, porque uno siempre vuelve a los lugares donde amó la vida, de recoger mis alas y regresar a casa, de vivir intensamente más cerca de quienes amo; pero mi parte favorita de ese deseo es que se lo dejo al destino, a ver cómo nos sorprende y desde qué parte del mundo y en qué momento de la historia me encuentro escribiendo la entrada del 5 año desde que salí de casa.