De mis reflexiones. Parte 1
Advertencia: Le puede parecer un tanto idealista y una versión muy fumada de la vida, pero es mi versión.
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Esta entrada inicia con un pequeño ejercicio.
Tómese un momento para pensar en las cinco personas que más quiere en este momento.... Esas de quien más disfruta su compañía, esas que le alegran el día…
Listo?
Muy seguramente en su lista están sus padres, o hermanos, o pareja, o amigos… se mencionó a usted mismo en ella? Si usted es del 5% de la población que entre esa lista se mencionó a usted mismo, quiero decirle que tiene toda mi admiración y respeto; y si usted es del 0.01% que se mencionó a usted mismo de primero en esa lista, es mi nuevo héroe. Pero si usted, como yo, no se mencionó, no le parece un tanto curioso?
A mi sí, y me impactó mucho hacer este ejercicio y darme cuenta que después de 10 meses de elegir conscientemente sanar a través del amor propio, en esa corta lista de personas, aún no me encontraba yo. Cómo es posible que no nos mencionemos de primeros cuando nos preguntan sobre las personas que más queremos? Cómo, si al final del día somos con quienes compartimos el 100% de lo que nos pasa. No se supone que deberíamos ser nosotros mismos con quienes compartamos los mejores momentos, con quienes tengamos las mejores charlas? No se ustedes pero yo me río a carcajadas de mis propias ocurrencias, y cómo no estoy en mi propio top 5 de personas favoritas.
Quizá este tema no le resuene mucho, quizá el amor propio no sea su prioridad, y está bien, no fue la mía por 26 años, creía que me quería y en definitiva siempre me he considerado una mujer que procura su felicidad; pero hoy mirando hacía atrás, me cuestiono si eso era amor propio, si la forma en la que me quería era semejante a mi manera de querer a mi pareja o a mis amigos, si era capaz de sacrificar por mí de la manera que hacía por ellos, si era capaz de no juzgarme a mí como no lo hacía con ellos, y en definitiva la respuesta es “no”.
Creo que el amor propio es igual a cualquier amor, se construye día a día y hay que echarle muchas ganas, a veces nos desespera y nos desilusiona, pero con el suficiente esfuerzo, será el amor más fiel y gratificante. Entonces me pregunté, ‘ajá, si no era amor propio cada vez que quería estar delgada y hacía dietas, o cada vez que me compraba cosas lujosas para mi, o cada vez que me regalaba elogios frente a otras personas, entonces qué era?’, y la respuesta es ego. Ser flaco o musculoso para que te digan que bien te ves, no es amor propio es ego; comprarte cierto bolso o ropa para que te den un cumplido, no es amor propio es ego, decirte inteligente/divertido/alma de la fiesta en frente de otros para que ellos lo validen, no es amor propio es ego.
Pero si todo eso no es amor propio, entonces qué lo es?
No lo sé! O al menos no con certeza, creo que se ve diferente para cada persona. Para mí es comer sano y hacer ejercicio porque le doy energía a mi mente y a mi cuerpo que le permite lograr lo que quiera, no por vanidad y no con restricciones; es comprarme lo que me gusta porque lo considero un regalo y no por dar envidia, o llenar vacíos o porque estoy aburrida y definitivamente sin afectar mis ahorros sacrificando mis propios sueños (aun estamos trabajando en esto), es trabajar en mi salud mental enfocándome en lo positivo, en motivarme e impulsarme, en ser mi mejor porrista, en seguir aprendiendo, en ponerme nuevos retos, en romper mis propios límites y los que me impuso la sociedad, en luchar por mis derechos porque no son sólo míos; mi amor se basa en vivir una vida con propósito. No amigos, no me fumé nada, y si usted es una persona cercana, sabe que no paso mis días escupiendo flores, no creo que el amor propio sea convertirnos en monjes tibetanos (que vaya, si eso es lo que desea, adelante) y no creo que sea así como se refleja, creo que se encuentra en nuestras acciones de una vida normal, en los ataques de ira pero sabiendo perdonar, en tener esperanza en los momentos de frustración y hartazgo, en saber escuchar y buscar soluciones, o a veces quizá sólo en maldecir pero saber reflexionar y aprender de las situaciones.
En conclusión, quizá esto no resuene con usted, quizá no haya terminado de leer (por lo que tampoco estará leyendo esto pero pues aja), quizá me tome por loca, pero sí puedo dejarle algo, sólo piense la próxima vez que le mande un mensaje a su pareja, o le compre un regalo (con intención) a sus papás, o le de una palabra de aliento a un amigo, si es algo que haría por usted mismo.