Hablemos de derechos

Hablemos de derechos

La razón por la que escribo un blog personal es principalmente porque nadie tiene realmente el derecho de opinar sobre mi vida, mis opiniones personales, mis vivencias y experiencias. Si me gusta el drama pero jamás generar polémica, pero hay una frase que describe mi sentir en estos momentos y es la razón por la que sé que debo hablar: “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. La posición neutral ayuda siempre al opresor, nunca a la víctima. El silencio estimula al verdugo, no al que sufre” (Elie Wiesel). Todo esto va a que mi intención no es tocar fibras, mas siento que tener un espacio para decir lo que siento y elegir no hacerlo, es tomar partido, y en mi opinión, el partido equivocado.

Mi entrada del día de hoy estaba pensada para una nueva experiencia personal, pero eventos recientes me impulsaron a cambiarla porque cada queja cuenta, cada palabra, cada llamada de atención y de auxilio, no sólo es importante, es necesaria. El caso de Fátima en México, el caso de Yuliana en Colombia, o el de las mil doscientas mujeres en Brasil en 2019, definitivamente no son casos aislados. Nos están matando, y si no nos matan nos acosan, y si no nos acosan nos degradan.

Qué más debe pasar para que reconozcamos la violencia de género como “una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual” (ONU)? 

Debo confesar que esta entrada la reescribí varias veces, porque me debatí entre la rabia y la indignación, y la búsqueda de soluciones. No creo que sea yo quien vaya a proponer una palabra de cambio, y aunque por dentro arda de rabia con cada historia, cada cifra, cada noticia, y cada nuevo abuso, y aunque creo fielmente en la lucha que hacemos y cada grito de enojo; no quiero señalar culpables ni hacer más evidente lo obvio. Sin embargo, sí quiero hacer a los hombres responsables por acabar con esto. 

La violencia de género no se trata únicamente del acoso sexual, va mucho más allá de eso. Incluye la tan llamada igualdad salarial, la brecha de salarios en 2019 entre hombres y mujeres en América Latina, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, fue de 20%, es decir, la mujeres recibimos en promedio 20% menos que un hombre por una posición similar.

Quizá es interpretar esto muy ampliamente, pero quiere decir que nuestro trabajo como mujeres es reconocido como 20% inferior al de un hombre, desde aquí ya somos inferiores. Y esto no va con la intención de molestar más a las mujeres, esto va a los hombres que lo leen, y les pido que se pregunten cuando vayan a su oficina o lugar de trabajo, si el trabajo que hacen esas mujeres sentadas a su alrededor, realmente les parece inferior, siquiera un 1% inferior (pista: la respuesta es un claro y obvio “no”, ya que muy probablemente no estarían ahí). 

Ahora que se han hecho esa pregunta, quiero pedirle a los hombres que se unan a nuestra causa. No creo que el reconocimiento de los derechos de la mujer sea una pelea propia y únicamente de las mujeres, creo fielmente que los hombres, como nuestros aliados (y como seres humanos), deben alzar la voz a la par. No sólo tendrían que evitar las injusticias empezando por la calle (o el ambiente laboral), sino que deberían alzar la voz en pro de nuestros derechos, que al final no son más que derechos fundamentales.

Evite compartir los memes que denigran o hacen menos a la mujer, contradiga y no solo escuche a quien haga los típicos comentarios que intentan ofendernos, evite los adjetivos peyorativos que son usados particularmente contra las mujeres, ejemplo “mandona”, “chillona/llorona”, “gritona”, etc. 

En estos días vi la película ‘El banquero de la resistencia’ (está en Netflix, super recomendada), y no quiero hacerle spoiler, pero se trata de un banquero holandés que arriesgo su vida por combatir a los nazis. Él no era perseguido y personalmente no estaba siendo afectado por la guerra, pero los horrores de la guerra lo motivaron a involucrarse, incluso sobre sus intereses personales y arriesgando su vida. Entiendo que en gran medida es imposible comparar el holocausto con la violencia de género, pero como los judíos, los homosexuales, los gitanos y más, eran perseguidos, denigrados y asesinados por quienes eran, nuestros derechos como mujeres se ven igualmente vulnerados. Igual que en su momento todos aquellos que no eran perseguidos y se arriesgaron por una lucha por los derechos fundamentales, creo que debe ocurrir con los derechos de género, es una batalla que tenemos que pelear en conjunto, donde los mismos seres humanos que somos el problema, debemos ser la solución, donde agrandar la brecha y tener discursos separados entre hombres y mujeres no va a lograr que nos violenten menos, entender que lo que se están violando no son los derechos de la mujer sino los derechos humanos Y PUNTO. 

Entiendo que cada quien tiene su visión y opinión al respecto, y sobre esto hay mucha tela por cortar, pero esto es parte de mi sentir, donde quiero que mi papá y mis hermanos se involucren en mi lucha tanto como yo, y se hagan responsables no sólo por mí, sino por todas y cada una de las mujeres. Que luchen por mi seguridad en las calles, en los medios de transporte, en el espacio laboral, en los salones, en el gobierno, tan fuerte como si estuvieran luchando por sí mismos, y que hagan igual de responsables a su propio género.


Y eso de la sororidad si existe?

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Por la pronta llegada de un año más

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